El malestar en la cultura
El ser humano es un hermoso y complejo animal cultural.
Sin entrar en detalles sobre las diversas teorìas y posiciones sobre què es cultura y què deberìa considerar arte, podrìamos consensuar que cultura es aquello que nos diferencia del resto de los animales - ademàs de la razòn, la risa y la conciencia de nuestra propia muerte -. Dentro de esta diferenciaciòn podrìamos hacer foco en aquellos modos de hacer que no buscan ni tienen una funciòn social utilitaria especìfica, nos referimos al arte y sus objetos: las obras de arte.
Hasta hace poco un valor intrìnsecamente relacionado con la idea de arte era la belleza, que actuaba como elemento distintivo y dieferenciador de lo que debpia considerarse una obra de arte o no. Hoy, vanguardias mediantes y toda la cuestiòn posmoderna, este valor està en baja por lo que no hay - en el horizonte màs pròximo - un referente o valor de referencia que dirima y catalogue las obras de arte como tales.
Esta dispersiòn de un valor central y homogèneo hizo que - vièndolo de un modo optimista - el campo del arte y la cultura se abrieran a diferentes propuestas y experiencias, superadoras, muchas veces, de la condiciòn bella.
Esta liberaciòn del arte es uno de los puntos màs cuestionados y debatidos en el àmbito artìstico. Y es que las opiniones, los puntos de vista y las posiciones puestas en juego son variados y contrapuestos. Ademàs de ser un punto disparador para otras cuestiones que siempre estàn puestan en juicio como: què es un artista; quièn puede aspirar a serlo y quièn no lo es; cuàndo un artista se consagra como tal, etc...
No obstante este "estado libertario" - por no decir anàrquico - del arte propicia una especie de "democracia" al interior del mismo, permitiendo la participaciòn de muchos actores que anteriormente se sentìan desplazados y ajenos al arte. Por esto es que hay una explosiòn exponencial de artistas, tendencias, estilos y opiniones en el àmbito de la cultura actual.
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