Quièn dijo que todo està perdido.
Tiempo atràs si alguien visitaba la ciudad de Mercedes y preguntaba por algùn lugar dònde se pudiera ver arte o alguna obra de teatro o comprar algùn libro de autor local, la respuesta màs frecuente hubiera sido: ni idea; los màs entendidos hubieran referido a la biblioteca Sarmiento y el Teatro Argentino o el Talìa.
La ciudad ha sufrido una serie de transformaciones a lo largo de estos ùltimos años y en gran medida para bien, puesto que se han creado, desarrollado y promovido nuevos espacios de producciòn cultural fuera del circuito oficial. Los nuevos lugares surgieron màs por necesidad de expresiòn que por una polìtica cultural propiciatoria de estos espacios. De aquì que se deba màs al esfuerzo y la voluntad de los interesados en que estos lugares se mantengan e incluso prosperen y se multipliquen. Podrìa decirse, y esta es una hipòtesis compartida por varios, que la ciudad vive a partir del 2000 una explosiòn de arte y cultura, manifestàndose en la apariciòn de centros culturales, eventos artìsticos callejeros e intervenciones urbanas de arte pùblico y todo bajo un amisma caracterìstica: independientes.
Estos lugares tienen diferentes miradas sobre el quehacer cultural, marcando una diversidad de estilos, modos de hacer y encarar la actividad artìstica, sin un grupo o instituciòn que nuclee y dirija el rumbo cultural local. En Mercedes no existe una fuerte instituciòn cultural o artìstica que hegemonice la actividad ni marque los lineamientos ideològicos ni estèticos como en otras ciudades con universidades o terciarios de gran influencia en la formaciòn de los artistas y docentes del àrea.
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