¿Histórica gesta?
Muchos pensarán que lo de la guerra de malvinas fue una gesta patriótica, un irrenunciable mandato que llevó a cabo la junta militar y que no salió tan bien como se hubiera querido, pero el honor fue salvado con el ejemplo de la guerra. Hay personas que opinan que fue una guerra justa, como si existieran guerras justas; que la dignidad de la patria - un ente que admite infinitas acepciones y significaciones como interpretaciones y opiniones haya - demandaban el enviar al campo de batalla y a la muerte segura a toda una camada de jóvenes e inexpertos soldaditos, dirigidos por un grupo de ineptos generales. Las guerras no son justas, ni deseables, ni son buenas ni malas, ni hay un justificativo legìtimo para mandar al matadero a hombres por un ideal que beneficiaba a unos pocos que habían comenzado a cosechar los beneficios de un estado en quiebre, ciego y sordo. La guerra de malvinas fue, para que negarlo, la excusa justa para blanquear el rol de las fuerzas armadas - su para qué - y de paso desviar la mirada de millones de argentinos sobre un pedazo de tierra olvidada mientras se nacionalizaban las deudas externas de las empresas que habìan apoyado al régimen militar ( hay un excelente artìculo de Leon Rozitchner en el suplemento especial de Página 12 sobre los 25 años de Malvinas, que esclarece este punto nodal del por qué del conflicto).
No nos engañemos ni dejemos que otros, con tìtulos y cierto posicionamiento social, nos engañen. Malvinas no fue una gesta, fue el último gesto de la Junta Militar para con sus aliados políticos y económicos para salvar el honor y la reputación de ellos mismos frente a lo inevitable de la caída del régimen. Basta recordar y buscar en los diarios de la época y ver que, escasos días antes de la invasión a Malvinas, en la plaza de mayo, hubo una manifestación multitudinaria en contra del desgobierno militar. Los hechos acallan toda parafernalia altruista y nacionalista sobre el sentido último de lo que aconteció en esos años.
No hay maestro ni maestra que se sientan más o menos criollos si no menciona el disparate de la guerra de MAlvinas. No se puede memorar lo que no merece serlo. Los militares con la guerra de malvinas hicieron lo que los teros hacen con sus huevos, gritan y aletean lejos del nido, donde están sus verdaderos intereses.
Los soldaditos, esos jóvenes que volvieron arrojados en micros, esperados por alumnos y docentes en la calle 2 en ese invierno del 82, esos pichiciegos, no tienen la culpa de nada. Fueron llevados como carne de cañon a pelear por algo que en su vida hubieran imaginado. A esos jóvenes, nuestros más sinceros respetos. A quienes pretenden, en nombre de la patria y del "ser nacional", salvar la dignidad de una fecha olvidable, nuestro más sincero repudio. ¡Necios! ¡Hipócritas!.
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