sábado, 2 de agosto de 2008

Dia del niño: anticipo


Juega, sueña, crece, vive.


Cada mitad de año, para agosto exactamente, los diarios y los noticieros se llenan de publicidades e informes sobre el día del niño, el precio de los juguetes y la demanda en aumento de productos infantiles.

Los chicos se han convertido en una presa apetecible para las compañías de entretenimiento y juegos. Mueven miles de millones de dólares en pocas fechas al año: navidad, reyes, día del niño.

Los chicos, mejor dicho los niños, son una entidad que hace poco tiempo tienen un fuerte reconocimiento mundial como tales. La niñez como concepto sociológico nació luego de la segunda guerra mundial. Antes los niños, como hoy los concebimos, eran carne de cañón de los empresarios ávidos de mano de obra barata - hoy la esclavitud y el trabajo infantil persisten en casi todo el mundo a pesar de los esfuerzos y las campañas de unicef por erradicarlas -.

Por otra parte la imágen de infancia que los medios nos muestran es una construcción adornada por los mismo emporios del entretenimiento que expresan su ideal de niño-consumista. Sin embargo en el imaginario social conviven diversos conceptos de niñez e infancia: está la que arma el Estado y su sujeto escolarizado, la iglesia y la inocencia angelical, la justicia y su sujeto inimputable, la industria y su monstruo consumista fagocitario. También están los niños de la calle, los de los trabajos malsanos, los que conviven con la basura, los enfermos crónicos, contaminados, los desnutridos...

Cada vez que miramos un comercial de alguna muñeca o juguete que intenta imponerse en el ideario infantil, estamos quitando la mirada sobre esos otros chicos que no acceden a una vida digna.

La infancia es una concepción moderna de un estadio de la vida de todos los hombres y mujeres que ha ganado visibilidad a partir de las atrocidades de la guerra. Las imágenes de las niñas de Hiroshima luego de la bomba nuclear estadounidense, los ojos de la niña refugiada de Kosovo, los cuerpos desnutridos de los chicos de Ruanda y Etiopía, el cuerpecito gris del niño de Irak muerto por una explosión, los rostros de los hermanitos asesinados últimamente, expuestos en las tapas de todos los diarios argentinos, la lista es infinita o casi.

Hoy, tenemos la posibilidad de mejorar sustancialmente la calidad de vida. Hoy, miles de chicos pueden mejorar su calidad de vida. ¿Basta con desearlo?

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