Acerca de un proyecto de país
Si hay algo que deberíamos tener presente cada vez que hablamos sobre la situación conflictiva que estamos viviendo, es la cantidad de cambios estructurales que se fueron y se estan produciendo en nuestro presente.
Partiendo del debate sobre la redistribución de la riqueza que está en el tape con las retenciones móviles sobre la ganancia extraordinaria de la soja, pasando por el debate sobre la ley de radiodifusión que intenta cambiar la vieja ley promulgada por la dictadura militar del 76, continuando por la promulgación de la ley nacional de educación que dio clara entidad al ministerio de educación nacional y derogó la ley menemista que fragmentó el sistema educativo en tanto subsistemas como provincias hay en la Argentina, debatiendo actualmente - aunque sin prensa - la ley de educación superior que propone una autonomía responsable de las universidades nacionales y no deja en claro el rol de los institutos superiores de formación docente, consolidando el proceso de justicia contra los crímenes de lesa humanidad cometidos en la última dictadura militar y la finalización de la dependencia política-económica con el FMI, digo, este es una época intensamente de cambios y consolidación de un proyecto que pone al EStado en un lugar de incidencia relevante en la vida institucional del país.
Estamos viviendo lo que los chinos, en su inmensa sabiduría, denominaban como crisis. Un momento histórico lleno de posibilidades y de potencialidades.
Cuando hablamos de lo que nos pasa, tendríamos que pensar un poco en todos estos cambios y transformaciones que le devuelven relevancia a la política y la participación ciudadana.
Estamos siendo llamados a ser protagonistas de nuestro propio tiempo. Y nadie debe quitarnos ese privilegio de ser parte del mismo.
Acostumbrados a la modorra del facilismo que nos sumiera el gobierno neoliberal menemista y su sucesor directo, el duhaldismo, nos cuesta tomar decisiones y responsabilidades. Y esto no solo se ve en la vida política del país sino en la cotidianeidad de las instituciones sociales: sociedades de fomento, organizaciones no gubernamentales, cooperadoras escolares, comisiones directivas de asociaciones civiles sin fines de lucro, etc.
Habituados al facilismo, al individualismo, al rédito personal y el consumo nos cuesta participar en aquello que nos toca de cerca.
Será hora de participar, de tomar partido, de pensar y argumentar.
Como lo plantea esa maldición china: ojalá que vivas un tiempo interesante.