jueves, 24 de abril de 2008

reciclando Mercedes


Nada se pierde, todo se transforma



El paisaje urbano mercedino viene sufriendo una serie de mutaciones que golpean de lleno, la mayoría de las veces, en la memoria.

Algunos lugares comunes, edificios público, cambian ligeramente su fachada o su nombre - ex teatro argentino -; otras edificaciones son demolidas para dar lugar a edificios de tres o cuatro pisos - ex dirección de educación ó también el antiguo consejo escolar (av. 29 e/ 26 y 28) -.

La fisonomía de la ciudad cambia al ritmo de las decesiones de los viejos habitantes que, sucesión mediante, no pueden hacer nada sobre sus bienes materiales una vez muertos. Las familias se desprenden de esas casas antiguas y a veces los nuevos dueños mantienen las fachadas tal cual están. Otras veces tiran abajo la construcción y edifican siguiendo el estilo que el arquitecto le muestra o según la finalidad y funcionalidad del nuevo hábitat. Así, de viejas casonas y casas tipo chorizo surgen modernas construcciones que albergan a policonsultorios, oficinas de abogados, o dependencias oficiales.

Es una pena que la ciudad no conserve - y por favor no me tilden de conservador por esta postura - sus marcas arquitectónicas que la hacen distinta y singular frente a otras ciudades del interior de la provincia. No nos olvidemos que Mercedes intentó ser la capital de la provincia allá por el 1800, pero Dardo Rocha le gano la pulseada a los vecinos mercedinos y fundó la ciudad de La Plata, arrebatando el tan deseado título. De consuelo nos quedan la curia, el regimiento y los tribunales.

Bueno.

El progreso es un "mal" necesario y frente a ello hay poco por hacer.

Sería bueno que los legisladores de la ciudad de Mercedes propongan un decreto sobre el cuidado del patrimonio arquitectónico local. ¿Nada se pierde?

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