lunes, 22 de diciembre de 2008

El morbo nuestro de cada día


El espectáculo de ver de cerca a la muerte



Hace años que la autopista Mercedes - Lujan está en proceso de construcción. Hace años que las empresas constructoras vienen demorando la finalización total de las obras. hace varios años que la ruta nacional cinco se cobra la vida de cientos de conductores - usuarios de un servicio por el cual pagan una cuota elevada en función de una magra prestación.

Hace años que los mercedinos estamos "acostumbrándonos" al sonido de las sirenas de los bomberos durante los fines de semana. Casi siempre esa alarma indica la tragedia de un accidente automovilístico en la ruta cinco. ¿Cuántos muertos tiene esa ruta en estos últimos años? Habría que chequear los medios gráficos mercedinos y de los alrededores para hacer una estadística fehaciente del índice de mortalidad por accidentes en esa autovía.

El progreso tiene sus costos y se los cobra en kilogramo carne.

Hace años se hizo costumbre que junto con los bomberos voluntarios, en sus salidas de emergencias, partan varios habitantes curiosos de tener la primicia del accidente en vivo y en directo. Es que la muerte, esa gran incógnita que nos corcome a todos de a poco, es un fuerte llamador del morbo. Los diarios locales aumentan su venta con la noticia de un accidente. Cada muerte de fin de semana es el pan nuestro de cada comentario de bar. Es que en los pueblos chicos las noticias se sustentan con la fatalidad ajena, además de la sección estrella de los avisos fúnebres.

En Mercedes, los vehículos accidentados son trasladados en las cercanías de la comisaría. Depositados en la vía pública, los autos chocados son un atractivo de los parroquianos. Así, a los comentarios contradictorios sobre las causas de los accidentes, se suman la observación de los daños sufridos por los vehículos para evaluar la suerte de los conductores. Una característica pueblerina es la profusa imaginación sobre las causas y los hechos en torno de los accidentes: las versiones son muchas y variadas y casi siempre, inciertas y falsas.

Un ejemplo de esta explotación sobre la sangre y la muerte para nutrir la noticia es la utilización del mítico diario Crónica. Fotografías a todo color de los cuerpos mutilados y los hechos de violencia. Amarillismo periodístico. Hasta ahora, los medios locales no han incurrido en esa estrategia de venta a costa del dolor ajeno.

Somos animales de costumbres bajas. Nos regodeamos de la desgracia ajena, del dolor y la desdicha. Necesitamos ver con nuestros propios ojos que no somos nosotros quienes estamos muertos. Como si necesitáramos justificar nuestra existencia a partir de la tragedia de otros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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