Pequeño relato primaveral
Mr. Maker salió de paseo esa mañana primaveral. Quizo tomar aire fresco y sol.
Paseó por la ciudad y visitó algunas plazas. Observó las plantas y el verde que minaba los lugares abiertos.
Se acostó en la plaza central y miró el paisaje urbano. - El que no salta es un amargado -
Se acostó en la plaza central y miró el paisaje urbano. - El que no salta es un amargado -
Mr. Maker miró a su alrededor y no divisó a nadie, sin embargo, esa cancioncita seguía taladrándole los oídos.
Se paró para tener una visión más amplia de lo que estaba pasando, no obstante la plaza parecía desierta. Es más, Mr. Maker observó con detenimiento que ni siquiera pasaban autos por la calle, no había tráfico.
- El que no salta es un aburrido - - El que no salta es un inglés -
Ahora Mr. Maker comenzó a tener preocupación ya que las palabras, extrañas para sus oidos, llegaban con fuerza creciente. Como si los que cantaban esa cancioncita estuvieran a metros de donde él se encontraba.
Mr. Maker comenzó a caminar, aturdido por la cancioncita, hacia la esquina de Central Park. Quería llegar a la quinta avenida y tomar un taxi.
- El que no salta es un amargado -
Ningún taxi pasaba por la quinta avenida.. Es más, ningún auto circulaba por ninguna calle de la gran manzana. Mr. Maker miró hacia las torres gemelas, pero se acordó que hacía siete años las había tirado abajo tres aviones de Airlines.
Desorientado, comenzó a correr. Ya no le preocupaba su maletín lleno de acciones de AIG. Nadie había próximo en mil metros a la redonda que se lo pudiera arrebatar. No había mendigos en las calles.
El miedo comenzó a ganar el rostro de Mr. Maker. Miedo a esa ausencia, a esa desolación que lo sorprendió tomando sol justo el primer día del otoño.Mejor dicho, el primer día de primavera en el hemisferio sur. - El que no salta no saldrá vivo -
Tanto corrió Mr. Maker que llegó al extremo sur de la isla y observó la estatua de la libertad. Estaba parada, allí, como siempre, con su brazo en alto sosteniendo esa llama.
Mr. Maker la miró y una lágrima recorrió su mejilla. El sueño americano. - El que no salta es un tirano -
El sueño americano de la prosperidad infinita, del dominio absoluto, se le estaba escapando de sus manos. Y esa cancioncita penetrante le traía a la memoria los años de la locura hippy. Del rock y el amor libre. La protesta callejera estudiantil de los sesenta y los setenta.
Un viento helado le golpeó la cara y Mr. Maker despertó de su siesta en Central Park.
La gente corriá por los caminos del parque haciendo aerobics o paseando perros. Los vehículos atestaban las calles laterales del parque y el sonido familiar de los bocinazos le llegaban desde otras calles.
Manhattan estaba igual que siempre, impávida ante la vida haciendo su propia veda frenética.
Mr. Maker se limpió la frente y tomó su portafolio. Caminó hacia la calle y paró un taxi.
El taxista le preguntó hacia donde se dirigía y Mr. Maker le contestó: - Hacia el sur. Siga hacia el sur y no se detenga hasta que yo le avise.
El taxista encogió sus hombros y puso el auto en marcha.
- El que no salta es un extranjero -
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