Tres esquinas, todo un designio.
La ciudad de Mercedes está viviendo una moderada pero contínua transformación de su fisonomía callejera y edilicia. El progreso avanza, a pesar de los conservadores anacrónicos y de los progresistas exultantes. Avanza y lo hace de forma a veces caótica, a veces impensada, sin respeto ni permiso.
Al boom edilicio de estos últimos años, la ciudad suma un cambio en las fachadas de muchas esquinas. Casas antiguas que se remodelan, que se tiran abajo o que esperan su momento para dar lugar - de las ruinas del pasado a la promesa arquitectónica del futuro - a nuevas construcciones.
Existen numerosas esquinas con casas derruidas y abandonadas - esquina de la 25 y 12, esquina de la 17 y 20, esquina de la 22 y 21, por nombrar algunas - que para lo único que sirven es para juntar las bolsas de basura de los vecinos o como espacios publicitarios gratuitos para cuanto afiche ande dando vueltas.
Otras esquinas son el ejemplo de la modernización de la ciudad - esquina de la calle 33 y 22 - donde se proyectan edificios o casas para oficina.
Algunas otras esquinas pierden su función de mojón de la memoria y la identidad de la ciudad dando lugar a locales comerciales, como el caso de la mercería La miñon. Otras se transformaron lentamente como la esquina de Clan, hoy locales comerciales y departamentos en planta alta.
Algunas transformaciones se han dado "casi naturalmente", como sin darnos cuenta: donde había una casa de familia hoy existe un policonsultorio o un estudio de abogados. Otras modificaciones fueron más bruscas, quizás por la magnitud del cambio: los edificios de la calle 22 entre 29 y 27 ó de la 22 esquina 31.
Lo cierto es que también podría trazarse una serie de líneas imaginarias que formarían una cuadrícula que divide la ciudad en sectores más desarrollados y en sectores con pocas o nulas construcciones nuevas.
Para un urbanista o un situacionista sería toda una curiosidad poder recorrer y constatar estas mutaciones urbanas de una ciudad de población mediana - por su cantidad de habitantes, menos de 80.000 - pero de un poder adquisitivo que se traduce en la calidad de las construcciones y de los vehículos que circulan por las calles de la misma.
Hace un tiempo que corre el rumor, muy soterradamente, de un futuro prometedor para la ciudad de Mercedes muy similar al que vivió Pilar.
Los indicios son muchos y variados pero esperemos que en este caso no se produzca la tremenda fragmentación y distinción urbanística que sufrió y sufre una ciudad como Pilar, con countries y barrios privados cercados por villas miserias y un casco urbano que dejó de brillar hace tiempo, opacado por la invación señalética, el tráfico sobredeterminado y la sobrepoblación.