miércoles, 9 de julio de 2008

Al don Pirulero

Cada cual atiende su juego


Día de la independencia. 192 años desde que se proclamó la independencia y cada uno tomó el juramento de trabajar por un país mejor, autómono, líbre, independiente y justo.
Justo ayer recordaron en el Instituto de Formación Docente nro. 7 de MErcedes un nuevo aniversario de la independencia. Justo ayer una excelente docente nos deleitó con un cuento ejemplar de RAy Bradbury, cuento que utilizó, nos contaba, como barómetro para medir los cambios de la sociedad en que vivía.
Y escuchamos de su boca la historia de una escuela pública que permitía a los profesores ejercer sus horas cátedra en una o dos instituciones y vivir de ello y comprometerse con el proyecto pedagógico de esa escuela.
Nos enteramos de la decisión de abandonar la enseñanza por el avasallamiento de la educación por una política educativa en contra de la misma educación.
192 años de la gesta de un intento de proyecto de país en común; cada cual en su quehacer aportando para el engrandecimiento de un país que nos reuna a todos. Un proyecto que comenzó a disputarse entre facciones, intereses particulares y ambiciones mezquinas.
¿Se festejará el bicentenario de la independencia como el bicentenario de la revolución de mayo ahora en el 2010?
¿Dónde estaremos como sociedad en el 2016?
Quizá, le perdonemos la vida a ese inventor de la máquina voladora y nos permitamos subir a ese genial invento y volar y sentir la brisa en nuestra cara. Quizá, serenos tan necios de ocultar esa máquina y negar su existencia para que otros no puedan despegar del suelo y nos acompañen en nuestra mediocridad. Quizá, alguien, ¿Tinelli?, descubra la manera de comercializar ese invento y nos venda la ilusión de volar en cuenta gotas, amarrados al suelo con los ojos en el cielo, mientras los secuacez de turno nos vacíen los bolsillos. Quizás.
Mientras tanto: Al don, al don, al don pirulero.
cada cual, cada cual, atiende su juego,
y el que no, el que no.
Una prenda tendrá.

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