Lo que estalla.
Se viene el 25 de mayo, fecha patria argentina que recuerda la lucha del pueblo porteño por comenzar el camino de la separación e independencia del "coloniaje" español. La revolución de mayo, su semana cristalizada cual via crucis, es uno del momentos fundamentales de la memoria y el ser nacional. Fecha patria que aglutina a todos los argentinos y nos hermana.
Pero este 25 de mayo tiene una cadencia un tanto agitada, movida.
Lo que debería ser un acontecimiento de reafirmación patriótica, es el escenario de una puja entre dos modelos de país que comenzaron su pugna hace más de tres meses y que afloró con la medida extrema de un lock out agropecuario en protesta de una medida unilateral del gobierno por las retenciones móviles a las soja - producto agropecuario, exportable, de escaso consumo interno y de alto impacto medio ambiental y económico por su baja inversión y alta rendición en ganancias -.
La gota que rebalsó el vaso es la excusa para confrontar contra un gobierno elegido democráticamente en las urnas y frente al cual se agrupan un amplio abanico de partidos de izquierda y derecha, sectores sociales de niveles económicos altos y medianos, empresas agroganaderas exportadoras y los resabios de la última y peor dictadura de la historia argentina.
Frente a este conglomerado heterogéneo de voluntades opositoras se encuentra el gobierno nacional y algunos gobernadores, los intendentes municipales peronistas y el aparato político del partido junto con el sector sindical, agrupaciones de base populares, sectores medios y bajos de la sociedad, intelectuales, ciudadanos independientes que apoyan el gobierno democrático y varios actores sociales no politizados ni sindicalizados.
Dos acontecimientos se producirán en las próximas horas: un acto oficial por la fiesta patria en la ciudad de Salta, con un tedeum anormal que por primera vez incluye, no solo a la iglesia católica, sino a representantes de otras doctrinas e iglesias - un rabino, un pastor evangélico, un sacerdote ortodoxo -; un acto opositor que intentará mostrar, en la ciudad de Rosario y en el emblemático monumento a la bandera, la fuerza de convocatoria y su poder para torcer la voluntad de una medida político-económica que creen injusta.
Dos hechos que no representan al total de la población argentina, porque existen más de dos argentinas, más de dos realidades sociopolíticas que no se agotan en los intereses de un sector ni en las políticas de un gobierno.
Este 25 de mayo, la frase que se pone en juego es la del viejo caudillo político que levantó odios y rencores frente a amores y esperanzas: Domingo Perón; "el 2000 nos encontrará unidos o dominados".
A ocho años de la fecha fatídica, el proceso de construcción de un país más justo, más solidario, más integrado, con posibilidades para todos, con una educación para todos, con alimentos para todos, con trabajo para todos y salud para todos, esta en stand by. Un tensa espera que nos sume en un estado de preocupación y de vigilia.
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