Una deuda pendiente
Hasta hace poco transitaba las calles de mi ciudad sin la menor preocupacion por el entorno, lo que nos rodea. Hace poco paseaba manejando el auto tirando por la ventanilla el papelito del caramelo o el atado de cigarrillo terminado. Hace poco apilaba bolsas de basura en el arbol de mi casa para que el basurero las levantara, sin mirar lo que tiraba - colocando todo en una sola y misma bolsa -.
Hace poco no tenía idea de la magnitud del basural a cielo abierto que tenemos los mercedinos a escasos metros del único espacio público verde que la ciudad posee para deleite de sus habitantes -El parque municipal -.
Hace poco no conocía la problemática de los vecinos cercanos a ese basural. Tampoco conocía el color del agua que se vierte al río Luján por el canal de la calle 16 - impresionan las fotos tomadas en los días donde el unico hilo de agua - si se puede llamar agua a eso - es de color blanco con burbujas. Una superficie marmolada, espumante, densa, que más parece un derrame de pintura sintética que un líquido acuoso.
Hace poco tampoco había apreciado el estado de abandono de la ribera del río Luján a lo largo de su recorrido próximo a la ciudad - entre el puente de la avenida 29 y la "palangana" - cruce de la ruta provincial 41 sobre el río -.
Hace poco pasaba distraídamente por el acceso sur hacia la ruta 5 y veía como se prendía fuego un pastizal cercano a una nueva urbanización - barrio popular - sobre esa arteria. El pastizal es un basural clandestino a cielo abierto y los bomberos son habitués a ese lugar para sofocar los incendios.
Hace poco tampoco conocía la problemática ambiental de mi ciudad, los focos infecciosos, los centros de contaminación, los vertederos de desechos líquidos altamente contaminantes, etc, etc.
Hace poco abrí los ojos a una realidad de creía me pasaba de lado, tangencialmente. Que estaba fuera de mi vida, problema de otros.
Hace poco me realicé un exámen de sangre.
Hace poco me dieron los resultados.
Hace poco ...
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